Creo que ha llegado el momento de desaparecer. Partir de lo “real” para ser en lo verdadero y dejar ya de soñar.
Me he perdido, sí, llevo perdida de mi misma por semanas, no sé en que momento o cómo ocurrió, pero me partí en mil pedazos, y quedé ahí, sumida en mi brillantez, impune y tenue pálida de vida y pálida de pensamiento. Después de quedar inerte lentamente los pedazos comenzaron a unirse una vez más pero en una nueva forma extraña pero asombrosamente consciente. Dolorosamente consciente ante una realidad que todavía me traga.
Estoy aprendiendo a caminar con este nuevo cuerpo que está dentro de mi carne. Por un momento llegué a pensar que me había perdido de las manos de mi Dios con tanto planeta orbitando en las cercanías de mis manos y eran sólo reflejos de la luna. Estaban más lejos.